sábado, 6 de febrero de 2010

Agua en Buenos Aires

A veces, mi novio imaginario parece haber sido creado justo para mi. Coincidimos en gustos y costumbres y nos diferenciamos justo en las cosas que resultan divertidas aprender de otros.

Otras veces, en cambio, parece ser la invención de mi peor enemigo. Me contradice en cosas que para mi son una obvia verdad y se ofusca justo cuando yo estoy en mi mejor momento. Por suerte, estos casos son la excepción y no la regla.

Ante estos días de lluvia, siento que los astros se alinearon para darme un poco de satisfacción climatológica y me opongo rotúndamente a los que utilizan la expresión "¡qué feo día!". A pesar de la molesta humedad y lo incómodo que termina resultando salir de casa, amo las tormentas, con muchos rayos y centellas.

Mi novio imaginario, por su parte, a veces las detesta y se pone insoportáblemente quejoso. Como no me gusta pelear con él, lo dejo descargarse y cuando hace una pausa le doy un beso en la mejilla para calmarlo. Pero si con eso no termina, lo despido hasta mañana y me voy a otro lado.

4 comentarios:

  1. De una, no hay q quedarse cuando no está buena la situación es al pedo.
    Creo que tenés una excelente relación con... bueno no sabemos el nombre del muchacho.

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  2. Novio imaginario... pues como todos. Son más las virtudes que les imaginamos y/o les otorgamos que las que seguramente nos brindan peeeero... así anda el mercado.
    Gracias por tu visita.:)

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  3. Tu novio imaginario es extraño,
    pero me cae bien, jaja.
    ¡Un beso!

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  4. El amor es dar a quien no es aquello que no se tiene.

    Jacques Lacán Dixit.



    Todos los novios son imaginarios.

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