domingo, 7 de febrero de 2010

Cenicero bipolar

Durante unos cuantos años creí estar enamorada de un amigo, pero nunca se lo dije. Hablábamos casi todo el día, de cualquier tema, con la mayor de las confianzas (excepto mis sentimientos hacia él, claro está). Pero el tiempo pasó, y lo que sentía por él, fue disminuyendo hasta casi desaparecer.

Actualmente nos seguimos hablando, aunque mucho menos que antes. Sin embargo, las conversaciones más interesantes que tenemos son las que suceden en mi cabeza. Sobre ningún tema especial. A veces le cuento algo que hice o estoy haciendo, o algún suceso que sé que es de su interés, e imagino su respuesta. Son charlas puramente amistosas, sin segundas intenciones.

Sin embargo, y a pesar de que se lo expliqué en numerosas ocasiones, mi novio imaginario insiste en que hay algo que no estoy queriendo admitir y se disfraza de mi amigo para demostrarme que es cierto cuando dicen que donde hubo fuego...

5 comentarios:

  1. "...y daaaaale..."

    GARGAMUZA DIXIT.

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  2. sabes que me gusta mucho este estilo tuyo para escribir. Esto de "mi novio imaginario" casi dándole vida para poder interactuar sobre el amor, es genial!!


    excelente

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  3. Pobre pibe. Porque, claro, los cuernos imaginarios para él, que es imaginario, son REALES.
    Un peligro, te digo, esto de las cosas imaginarias.

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